En principio, lo que era una compra en términos habituales se acaba definiendo como una alerta ante un posible fraude, por parte del consumidor y también por parte de la tienda, que acepta la petición del cliente de fraccionar las comprar en tramos de 100 euros. Y es más, puede que esta práctica se esté llevando a cabo con las tarjetas de las parejas, que saben que es mayor la probabilidad de obtener una mejor contratación de otro plan si ya se es cliente de un plan de pensiones en la entidad financiera.
¿Cuál es el inicio de la madeja? Podría ser una simple pregunta como por ejemplo, a qué perfil de consumidor se ajusta un producto u otro. Quizás esa pregunta, en principio inocente y con un objetivo claro, p
odría llevar a destapar un fraude como el relatado en las líneas anteriores que, dependiendo de cuánto se tardara en descubrirlo podría estar valorado en millones de euros.
El tiempo empleado en conocer con certeza esta información depende de la tecnología en concreto que se utilice, pero también existe tecnología que responde en tiempo real a preguntas no planteadas previamente. ¿Esto qué significa? Que al plantear una pregunta y obtener una información de la que anteriormente no se disponía, de la misma manera que pudo suceder en la entidad financiera, surgen nuevas preguntas.
Y de estas nuevas preguntas, nacen nuevas respuestas, de modo que la madeja continúa deshaciéndose hasta que se desvela el enigma. Porque es posible disipar la incógnita a través de una consecución de preguntas ininterrumpidas, siempre que la tecnología lo permita.
El grial está más cerca de lo que parece, sólo hay que saber que existe y cómo llegar a él.