Con tan sólo 3 años de vida, la startup Carbon está consiguiendo un gran éxito en el sector de la impresión 3D gracias a su tecnología ‘continuous liquid interface production’ (CLIP), que permite a sus impresoras crear piezas entre 25 y 100 veces más rápido que con otras impresoras 3D industriales, según su CEO y cofundador, Joe DeSimone.
La tecnología revolucionaria de Carbon ha permitido que cuenten con clientes tan importantes como BMW, Ford, el estudio de efectos especiales Legacy Effects, y servicios de impresión 3D como Sculpteo. En total han distribuido 50 de sus impresoras por todo el mundo, y esperan llegar a 100 impresoras para finales de año, con el objetivo de 500 en 2017, obteniendo sus ingresos por el alquiler de las impresoras y el la venta de material.
Este ambicioso objetivo será posible gracias a su última ronda de financiación serie C, en la que Carbon ha obtenido 81 millones de dólares, lo que eleva su financiación total a 222 millones de dólares y deja su valoración en 1.000 millones de dólares.
A pesar de que la impresión 3D de consumo parece haber perdido fuerza, la impresión 3D para uso industrial sigue creciendo y apostando por nuevas tecnologías cada vez más rápidas y precisas. De hecho, Carbon espera que su tecnología pueda traer de vuelta la fabricación a EEUU, junto con partes de Europa y Asia donde está decayendo.
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