Desde que en los mentideros de Silicon Valley se empezó a hablar del iWatch, el interés por los relojes inteligentes ha ido in crescendo.
Compañías como Samsung, Google y por supuesto, Apple, ya trabajan en los dispositivos del futuro, que se llevarán en la muñeca. Sony ya tiene el suyo y proyectos low cost como el de Pebbe ya se están fraguando. Todos quieren estar en la industria del next big thing.
El último en plantearse el desarrollo y lanzamiento de un reloj inteligente ha sido Dell. Un reportaje publicado en The Guardian señala que la compañía se plantea una nueva línea de negocio relacionada con los dispositivos que se visten.
El hundimiento del negocio de PC ha obligado a la compañía a explorar nuevos mercados. Sam Burd, responsable de PC en la compañía ha hablado de un plazo de cinco años. “Hay muchos retos relativos a costes y cómo crear una buena experiencia”, ha dicho.
Dell no quiere lanzarse a la piscina ni invertir en un segmento cuyo éxito no está asegurado. Cinco años sin embargo, parecen demasiados en una industria que cambia a una velocidad vertiginosa.
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