Se ha conocido como “La Gran Dimisión” o “La Gran Renuncia” a un fenómeno surgido esencialmente en Estados Unidos durante estos últimos dos años, derivado de la generalización del teletrabajo como consecuencia de la pandemia.
Arrancó cuando se inició el retorno al trabajo presencial y hubo un importante porcentaje de empleados que, habiendo experimentado las ventajas del teletrabajo, vieron cómo en sus empresas no se les permitía continuar en esa situación de trabajo a distancia y optaron por renunciar a sus empleos para encontrar otros en los que sí pudieran seguir trabajando desde casa. En gran medida se valoraba la flexibilidad en cuanto a la gestión de la productividad además de la conciliación personal y familiar.
Ha habido meses en los que hasta 13 millones de estadounidenses han renunciado voluntariamente a sus puestos de trabajo prefiriendo buscar otros empleos que les permitieran continuar teletrabajando. Recientemente una encuesta efectuada por la plataforma para profesionales Blind en la que han participado empleados de algunas de las mayores empesas estadounidenses (Amazon, Apple, Google, Meta, Microsoft, Goldman Sachs, JPMorgan…) ha concluido que un 64 % de los trabajadores prefiere renunciar a aumentos de sueldo de hasta 30.000 dólares para continuar trabajando desde casa.
Dado que según datos de Statista el salario medio en Estados Unidos es de 71.456 dólares anuales, los resultados de la encuesta suponen renunciar un alrededor del 40 % del sueldo ante la preferencia por trabajar desde casa. También conviene recordar el entorno donde se ha efectuado la encuesta y el perfil profesional: grandes empresas tecnológicas o importantes entidades financieras donde los profesionales con los perfiles más demandados pueden cobrar salarios muy por encima de la media.
Según datos de la SEC (Stock and Exchange Comission, equivalente en Estados Unidos a la Comisión Nacional del Mercado de Valores), el sueldo medio de un empleado promedio de empresas como Meta o Twitter oscila entre los 230.000 y los 300.000 dólares mientras que en el caso de un empleado de Microsoft sería de 176.000 dólares. En esos casos una renuncia a 30.000 dólares de aumento de sueldo por preferir trabajar desde casa sigue siendo mucho dinero, pero ya no sería un 40 % del salario sino un 10 %.
Con todo, la encuesta refleja que existe un importante porcentaje de empleados (aunque sea en un sector y en unos perfiles profesionales muy determinado) para quienes el teletrabajo descubierto durante la pandemia les ha supuesto un cambio de paradigma laboral al que prefieren otorgar preferencia incluso a costa de renunciar a un porcentaje significativo de su salario.
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