Los bajos costes de fabricación en China y su política aperturista a empresas extranjeras son los motivos principales para que Samsung y LG se asienten allí
La producción global de pantallas LCD se vio afectada en 2016 por el cierre de una fábrica de Samsung, que representaba el 3% del mercado, y las paradas de la fábrica en Taiwán después del terremoto sufrido en marzo.
Ahora, la joint venture de Foxconn con Sharp construirá una planta de LCD de 61.000 millones de yuanes (8.800 millones de dólares) en China para satisfacer la demanda creciente de televisores de pantalla grande y monitores en Asia.
La planta de Sakai Display Products Corp será una instalación especializada en grandes pantallas y estará operativa para 2019, según la compañía. La fábrica tendrá una capacidad equiparable a una producción de 92.000 millones de yuanes al año, tal y como recoge Reuters.
Estos planes llegan en un momento en el que Foxconn busca convertir la joint venture en una subsidiaria, invirtiendo un total de 15.100 millones de yuanes en la empresa y aumentado su participación en el negocio un 53% mientras la de Sharp baja de un 40% a un 26%.
Las pantallas de cristal líquido (LCD) deberán competir con la tecnología de paneles de luz de próxima generación (OLED), que permite una mayor calidad de imagen y un menor grosor de pantalla en los dispositivos. De acuerdo con los datos de la consultora UBI Research, el mercado de OLED crecerá hasta los 1.600 millones de dólares en 2020.
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