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Incertidumbre en la cadena de producción de microchips por el cierre durante una semana de la industria en Shenzhen

Hace ahora dos años el mundo se paralizó con el confinamiento derivado de la pandemia de COVID-19. Algunas de las consecuencias del cierre de las industrias y de la paralización de la logística y el comercio fueron la caída de ventas y especialmente la interrupción en el suministro de componentes como los microchips, presentes en todo tipo de dispositivos, desde móviles y ordenadores a electrodomésticos y automóviles.

Ese cuello de botella aún continúa y en determinados momentos ha paralizado cadenas de producción de distintas industrias. Pero mientras los fabricantes de semiconductores intentan retomar el ritmo y satisfacer la demanda de la industria estos días un nuevo confinamiento decretado por las autoridades gubernamentales en la ciudad china de Shenzhen han hecho renacer la incertidumbre cuando la industria aún no se ha podido recuperar el ritmo previo a la pandemia.

Y es que Shenzen, conurbación que aglutina más de 17 millones de habitantes, se produce tras un rebrote de COVID-19 que ha obligado a nuevas cuarentenas que indefectiblemente afectan a las cadenas de producción de microchips pero también a las instalaciones logísticas y de transporte.

Interrupción de fabricación y envíos

La consecuencia es no sólo la interrupción de la fabricación de componentes sino su propio envío y despacho desde el puerto de la localidad, aumentando también el precio de dichas operaciones, especialmente crítico en una zona que recibe el sobrenombre del “Silicon Valley chino”, por la importancia de la industria tecnológica, de la que dependen tantos sectores.

Marcas como DJI, Huawei , Tencent, ZTE o BBK (matriz de Oppo, OnePuls o Realme) tienen su sede en esa zona, donde también hay importantes factorías de empresas quizá menos reconocibles por el gran público, como Foxconn, donde se fabrican multitud de dispositivos electrónicos para marcas como Amazon, Apple, Nintendo o Sony. Y todos ellos deberán detener su producción por los cierres decretados por las autoridades locales.

Ante estas perspectivas los mercados financieros han reaccionado con pesimismo, con caídas en la Bolsa de Hong Kong de algo menos de un 10 % en la cotización de algunas de las empresas referidas, mientras se mantiene un clima de incertidumbre ante el alcance de un nuevo parón en la producción y logística tanto de componentes como de productos tecnológicos fabricados en la zona.

Antonio Rentero

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