Intel acaba de anunciar que despedirá a una cantidad que oscila entre los 5.000 y los 6.000 trabajadores antes de final de año, en un intento por “consolidar sus operaciones manufactureras”.
La firma cerrará, para ello, las factorías responsables de sus productos más antiguos y menos adecuados a las necesidades actuales de mercado, como es el caso de dos de sus instalaciones en Malasia y Filipinas, y paralizará la producción en otros dos centros en Estados Unidos.
La compañía también ha asegurado que “no todos los empleados dejarán Intel”, ya que, según defiende, ofrecerá alternativas laborables y “otras facilidades” a los afectados.
Los despidos se unen a la reducción de 20.000 empleados que la empresa inició en 2006 y que, tal y como recuerda Bloomberg, habían sido recordados, tras la presentación de los resultados del Q4, como una de las claves que iban a permitir a la compañía prepararse para afrontar las consecuencias de la caída de ingresos asociada al descenso de las ventas.
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