El propósito se encamina a la plasmación de un concepto denominado flat design y que trata de lograr que las líneas sencillas, mininalistas, fluidas y reducidas a la esencia que constituyen una de las señas de identidad de los dispositivos Apple tenga su paralelismo en las propias aplicaciones y sistema operativo y que ambos, hardware y software al unísono, se simplifiquen y funcionen al unísono.
Este método constituye una ruptura con el flujo de trabajo que se empleaba hasta el momento y que mantenía completamente separadas a esas dos áreas, la de la programación y la de los dispositivos. Ahora se pretende una mayor identificación en las dos partes del proceso de creación de Apple (el alma y el cuerpo) para que la “comunión” sea aún mayor.
Lo que sí que por el momento se va a mantener por separado serán los equipos de trabajo de Mac y de iOS, algo que por el momento parece razonable pero que quizá incluso podría cambiar en un futuro no muy lejano si continúan acercándose los SO de escritorio y los de dispositivos móviles, como ha sucedido en Microsoft con sus nuevas versiones de Windows y como la propia Apple ha propiciado ultimamente.
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