La curiosa noticia se basa en el hecho de que al navegar por las redes sociales el cerebro produce una sustancia llamada oxitocina, conocida popularmente como la “hormona del cariño”.
Para sus experimentos, el doctor Paul J. Zak tomó muestras de sangre de personas que iban a entrar en Facebook y Twitter o acababan de utilizar ambas redes sociales, y pudo comprobar cómo sus niveles de estrés se redujeron y aumentaron los niveles de oxitocina.
El estudio también reveló que las personas que produjeron una cantidad más elevada de esa sustancia estaban más predispuestas a actuar de manera solidaria o colaborar en labores de servicio público.
En un principio, Zak buscaba determinar cómo actúan las hormonas en las emociones humanas y la percepción de las personas, pero finalmente el tema acabo derivando hacia la oxitocina, cuando descubrió los efectos positivos que produce esa sustancia.
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