Samsung ha dado por finalizado su última disputa judicial en Estados Unidos con el pago de una penalización que asciende a los 2.300 millones de dólares, exponen en ZDNet.
El gigante surcoreano había sido acusado de ofrecer información falsa a las empresas que revenden sus productos al gobierno estadounidense, a las que mintió sobre el origen de los mismos.
La polémica se remonta al período comprendido entre 2005 y 2013, y con su comportamiento, Samsung incumplió el contrato firmado con la administración americana, en el que se estipulaba que no podía ofrecer productos de países que no cumplan las leyes de comercio del país estadounidense.
Al parecer en Samsung aseguraron a los revendedores que trabajaban para el gobierno americano, que los productos que les vendieron habían sido fabricados en Corea del Sur y México, cuando en realidad su origen estaba en China, uno de los países en la lista negra de comercio de Estados Unidos.
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