No sólo eso: los dirigibles pueden aterrizar casi en cualquier zona, y eso los hace muy útiles incluso en aplicaciones militares. Ya se intentó resucitar el concepto en los 90: la empresa alemana Cargolifter AG trató de llevar el proyecto adelante, pero acabaron fracasando y el proyecto se abandonó en 2002.
Sin embargo, en 2005 la empresa americana Aeros recibió un encargo similar de la agencia DARPA y obtuvo un presupuesto de 3,2 millones de dólares para desarrollar una aeronave de gran tamaño que cumpla una serie de condiciones prácticas muy prometedoras. El nombre en código del proyecto: Walrus.
El dirigible con nombre de modelo ML866 podría convertirse en la próxima generación de transporte gracias a sus 465 metros cuadrados de superficie. No obstante, algunos se mantienen escépticos respecto a la posibilidad de que estos vehículos sustituyan a los aviones comerciales actuales.
Habrá que estar atentos.
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