El iPhone no es como las tostadas y no va huntado de mantequilla, pero aún así normalmente tiende a caer del lado que más probable hace que su pantalla o algún otro componente se rompa. Así que Apple se ha puesto manos a la obra para intentar que eso no vuevla a pasar.
Lo más sencillo sería una redistribución de los centros de gravedad y los materiales, al menos ya hicieron algo cambiando la cubierta trasera, pero la patente de Apple roza la ciencia ficción al busca de soluciones mucho más complicadas.
Podemos ver sensores que estiman el lugar de impacto, microdepósitos de gas a presión que lo soltarían actuando como propulsores y hasta microflaps para cambiar la aerodinámica. Pero no sólo eso, botones retráctiles y hasta cables que fijarían el dispositivo en caso de caída.
Todo un conjunto de sistemas que posiblemente nunca veremos producidos por parte de Apple y que gracias a esta patente, que tampoco es que sea muy elaborada, nunca serán desarrollados por nadie, por muy rocambolescos que nos parezcan algunos.
Aunque ya puestos a simplemente enumerar sistemas en un papel para bloquear su desarrollo, yo habría incluido también algo a lo Ninja Rope de los Worms, que nunca se sabe.
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