Desde que Bill Gates abandonó la dirección de Microsoft en 2008 son muchos los empleados e inversores que recuerdan los años de apogeo de la compañía bajo su mandato.
Ahora que va a tener lugar la despedida de Steve Ballmer como CEO se suceden las especulaciones sobre un mayor protagonismo del emblemático líder del gigante del software, a pesar de que algunos accionistas están presionando para su salida de la junta directiva, argumentando la necesidad de una visión más fresca.
Como informa The New York Times, algunos empleados afirman que han notado más presencia de Gates en el campus de Redmond (Washington) y esto está llevando a pensar si podría asumir de nuevo un papel más importante.
Independientemente de hipotéticas tareas futuras, Gates ya tiene mano fuerte en la decisión de la dirección de Microsoft. Sigue siendo el presidente y el mayor accionista individual de la empresa.
En estos momentos, es uno de los cuatro miembros de la comisión que conduce la búsqueda del próximo director ejecutivo de la organización y su opinión en el proceso de selección tendrá más influencia que la de cualquier otra persona.
No obstante, fuentes cercanas a Gates han asegurado a The New York Times que no tiene ninguna intención de dejar su carrera filantrópica para trabajar a tiempo completo en Microsoft otra vez.
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