Marruecos y Australia se van a convertir en los proveedores de energía solar para Reino Unido y Singapur, respectivamente, cuando concluyan los faraónicos proyectos de cables submarinos, intercontinentales en el primer caso, capaces de trasladar a miles de kilómetros la energía solar generada en los puntos de origen.
En la actualidad el más largo de este tipo de cables es el que conecta Noruega con la costa nororiental británica que comenzará a prestar servicio el próximo mes de octubre, pero palidece en comparación con los dos proyectos apuntados.
A comienzos del siglo XIX Europa y América quedaron unidas por primera vez con el primer cable telegráfico transatlántico, que partía de la isla de Valentia (Irlanda) y atravesaba el océano Atlántico hasta Heart´s Content (Terranova, Canadá). Desde 1858 hasta ahora esos cables han pasado del cobre a la fibra óptica y del telégrafo a Internet, y aunque también cuentan con una larga tradición los cables subacuáticos que transportan electricidad ningún proyecto ha sido tan ambicioso como lo mencionados, con el añadido de servir para trasladar energía generada en origen por el sol.
Se trata de un cable que conectará entre sí puntos situados a 3.800 kms de distancia, bordeando la península ibérica para no adentrarse en suelo europeo. Suministrará, mediante una combinación de cuatro cables de gran capacidad, energía capaz de alimentar a siete millones de hogares y el presupuesto es de 18.500 millones de euros.
El ambicioso proyecto está siendo desarrollado por la startup Xlinks y sería el cable eléctrico submarino de mayor longitud del mundo. La energía generada en Marruecos sería solar y eólica y tendría el respaldo de unas instalaciones de baterías capaces de producir 10,5 GW de energía diarios, de los cuales 3,6 GW se destinarían a Reino Unido y el resto a países de la zona.
Australia-Singapur
El presupuesto para este proyecto no se queda atrás: 22.000 millones de dólares invertirá la empresa SunCable para conectar Darwin (norte de Australia) con Singapur, en un proyecto que se calcula esté concluido en 2027 cuando los 4.200 kms que separan ambos puntos queden conectados.
En el desierto de Darwin se instalarán 12.000 hectáreas de placas solares en una planta capaz de generar hasta 20 GW diarios, con una capacidad de almacenamiento de hasta 42 GWh, lo que equivale a una reducción de emisiones de 11,5 millones de toneladas de CO2.
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