El proyecto ha sido publicado por la revista de la Real Sociedad de Química, Analyst, y en el artículo se habla de una “nueva lengua que no sólo es rápida, sino también portátil, barata… e incluso puede ser entrenada”.
El aparato, una invención de Cecilia Jiménez-Jorquera, está dotado de seis sensores que detectan las características de las distintas variedades de vino. La lengua registra y mide componentes como el ácido, el azúcar o el alcohol y a partir de esos parámetros, es capaz de determinar la edad y la variedad del vino.
Por cierto, han llamado a la lengua ET, y su aplicación en los viñedos es sencilla y barata. En el estudio, se agradece la ayuda prestada por el Instituto Catalán de Viticultura, que además de dar la idea del proyecto ofrecieron muestras y asesoramiento en todo el proceso.
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