El crowdfunding y la nueva era mecenas: ¿burbuja o democratización creadora?

El boom del crowdfunding divide opiniones entre detractores, que creen que es una burbuja y un modelo insostenible, y los defensores, que lo ven como el modelo perfecto. ¿Hay espacio para tanta plataforma?

Evitando muertes de éxito y fraudes

El ejemplo que se pone siempre es el de Pebble, el reloj inteligente de Kickstarter que recaudó un 10.000% más de lo esperado y que sufrió importantes retrasos en los envíos al no poder hacer frente a la demanda. ¿Son fiables estas plataformas para los usuarios que se convierten en inversores? ¿Cómo evitar que haya casos de muertes por éxitos? ¿Y cómo detectar los posibles fraudes? Los elementos de control y asesoramiento por parte de las plataformas y la planificación por parte de los creadores de proyectos son las claves en este punto.

Lo primero es no intentar ver casos como el de Pebble como la norma. “¿Es que nunca hay retrasos en la entrega de productos de las grandes multinacionales? ¿Acaso no podemos permitir que unos emprendedores se atrasen en la entrega de un producto financiado por crowdfunding?”, se preguntan desde Projeggt. “Es lícito si se informa correctamente a los mecenas que han confiado en tu idea”.

Después está el tema del asesoramiento, el punto con el que desde Projeggt se quieren diferenciar del resto, y el del análisis de los proyectos presentados realizando “una criba”. En Emprendelandia también ponen énfasis en este tema, explicando que siempre tratan de “concienciar a los creadores de proyectos”, además de “ayudarles a planificar las recompensas y si es necesario limitarlas“. La previsión de posibles casos de sobredemanda (que, de todas formas, “son pocos entre miles de proyectos”) suele ayudar a evitar problemas con los “mecenas”.

Eso mismo opinan desde Now Computing, que presentaron su proyecto StormFly (una pulsera-USB que permite almacenar en su interior un sistema operativo entero) en Kickstarter y lograron su objetivo. “Hay que tener una idea muy clara de lo que la empresa puede asumir con la estructura que tiene en el momento de lanzar un proyecto de Kickstarter”, explican. “Nosotros teníamos claro que no queríamos ‘vender’ millones de StormFlys porque no podíamos asumirlo”. Para calcular bien qué ofrecer, hablaron con “los proveedores de la tecnología” que necesitaban para el dispositivo.

Además, explican que hay que saber muy bien qué implica el producto presentado, “no solo a nivel de manufactura, sino de los costes asociados” como pueden ser el envío, el packaging, la inversión en publicidad, etc.

Otro de los puntos que deben tener en cuenta los creadores es el de escoger bien en qué plataforma presentar sus proyectos, estudiando cómo funciona cada una. En el caso de StormFly, explican que escogieron Kickstarter “por ser la plataforma más conocida de crowdfunding” y por seguir un modelo “all or nothing”. Eso sí, indican también que “no fue sencillo lanzar el proyecto desde España porque países que no son Estados Unidos y Reino Unido sufren más restricciones. Basados en nuestra experiencia, podemos decir que el apoyo por parte de Kickstarter no es el mismo para proyectos americanos que para proyectos europeos“.Pebble