El proyecto cuenta con un presupuesto de 250 millones de dólares y pretende a partir de las células madre del paciente, desarrollar nuevas células que se fijarían a una estructura biodegradable con la forma del miembro amputado, implantándose en la piel y consiguiendo que el nuevo miembro sea funcional.
Este tipo de investigación ya había conseguido algunos resultados en animales. Ahora los soldados serán las cobayas humanas de los ensayos clínicos. El cirujano jefe del ejército Eric Schoomaker, espera poder ayudar a los heridos más graves en unos cinco años, desarrollando tratamientos para eliminar quemaduras, reconstrucciones faciales y regeneración de miembros.
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