El éxito que los juegos sociales están teniendo tanto entre los usuarios como como un nuevo modelo de negocio es innegable. Tan solo hay que echar un vistazo a las cifras de Zynga, la creadora de Farmville, que asegura tener 230 millones de usuarios activos al mes, tiene un valor aproximado de 4.000 millones de dólares estimados (unos 3.100 millones de euros) y ya ha empezado a absorber pequeñas compañías para continuar creciendo.
La industria de los videojuegos tradicionales, por su parte, parecía mantenerse al margen de esta nueva modalidad, lo que se demostró en la reciente feria E3, donde los juegos sociales brillaron por su ausencia. Aún así, existen también algunas señales de un cambio de actitud, como la compra de Playfish (creadores de Pet Society) por parte de Electronic Arts.
¿Cuál es el secreto de su éxito? ¿Cómo hacen para enganchar a sus usuarios día tras día? Y, sobre todo, ¿de dónde sale el beneficio económico?
Uno de los factores que más ha ayudado a los juegos sociales a acumular un número de usuarios con el que los fabricantes de videojuegos nunca habrían podido soñar es el de haber conseguido captar a usuarios que eran ajenos a todo este mundo.
Un ejemplo de esto es Sabela, una usuaria de Pontevedra que dejó de jugar porque se estaba volviendo “demasiado adicta”, que asegura que antes de Facebook nunca había jugado a ningún videojuego “de esos de consola”. Sabela llegó a dedicar dos horas diarias a sus juegos, que incluían Pet Society, Restaurant City y Farmville.
Pero, ¿qué ven estos usuarios que nunca antes se habían planteado entrar en el mundo de los videojuegos en las granjas, las guerras de mafias o los pueblos de mascotas? Ellos apuntan a la sencillez y a la posibilidad de interactuar y competir con sus amigos, además de al atractivo del “construye tu propio X”. “Ya que no puedo poner un bar”, asegura una usuaria de Madrid, “decoro el que tengo virtualmente y voy sirviendo platicos”.
Estos juegos cuentan además con un elemento extra que está en la base de todo su éxito: la viralidad que consiguen al estar integrados dentro de las redes sociales. Las aplicaciones intentan siempre llegar al muro de los usuarios, consiguiendo así una exposición más valiosa que cualquier otro tipo de publicidad. Si un usuario ve que un amigo ha empezado a jugar a, por ejemplo, MafiaWars, está a un solo click de entrar en la aplicación y descubrir qué otros contactos juegan y sus puntuaciones, lo que dará al juego un atractivo extra.
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