Por el momento se trata de un breve tramo de 500 metros en la autopista N329 cerca de la localidad de Oss (Holanda), donde las líneas que delimitan los carriles han sido pintadas con un material capaz de absorber la luz cuando incide sobre ella para que incluso en las peores condiciones de visibilidad o ante un fallo de la iluminación de los vehículos el conductor pueda distinguir sin problemas los márgenes de la vía.
Este curioso tramo se ha convertido en realidad gracias al empleo de pintura luminiscente mezclada con la propia pintura habitual de la señalización horizontal en la proporción adecuada para permitir el efecto de captación de la energía luminosa recibida y su posterior difusión.
Parte del proyecto incluye además marcas similares con pintura que sólo se “activaría” ante determinadas condiciones climatológicas. Por ejemplo, en caso de bajas temperaturas (con el consiguiente riesgo de heladas y por tanto placas de hielo) aparecerían los iconos que solemos identificar con el hielo a modo de advertencia para quienes circulen por ese tramo.
El brillo dura hasta ocho horas después de haber recibido el estímulo luminoso que almacena durante el día.
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