Cuando están de por medio grandes compañías o grandes cantidades de dinero, como son el caso de Facebook y 2.000 millones de dólares, normalmente el proceso de compra de una empresa por otra tiene varias fases y debe pasar por agencias reguladoras, que comprueban si la compra no provoca nada en contra de las leyes antimonopolio, es legal y todo está en orden.
Aunque en un principio el origen de Oculus Rift fue el de su uso en videojuegos, la adquisición por parte de Facebook deja a muchos usuarios bastante inquietos sobre si se respetará su esencia de enfocarse a juegos lejos del mundo casual. Existe una preocupación respecto a que supondrá a la larga esta compra, cuando aún ni siquiera ha salido al mercado la versión definitiva del visor.
En septiembre Oculus nos mostrará en una conferencia lo último de la compañía, y puede que el primer visor para consumidores o alguno de los sistemas de captura de movimientos que están desarrollando.
Sea lo que sea que Facebook tiene preparado, ya no hay marcha atrás y Oculus ya es queramos o no parte de Facebook. WhatsApp fue en su momento otra gran adquisición y todavía no se ha visto ningún cambio aparente. Otra cosa es que los datos de los usuarios a lo mejor estén fluyendo ya por todos lados.
vINQulos
CNET
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