La poca efectividad de esa prohibición en la reducción de siniestros se explica en el hecho de que las personas que emplean sus dispositivos móviles mientras están al volante son de por sí malos conductores y tendrían el accidente de todas formas.
Una parte del estudio fue elaborado con los datos obtenidos de los vehículos participantes en un test de conducción de 40 minutos realizado en una autopista.
Otros datos fueron extraídos después de que los participantes en el test rellenaran un cuestionario en el que debían explicar con qué frecuencia empleaban sus teléfonos mientras estaban al volante.
Al comparar las dos partes se dieron cuenta de que aquellas personas que lograron puntuaciones más bajas en el test de conducción y cometieron más infracciones, eran las que habían declarado que usaban sus móviles mientras conducían.
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