El estudio, que también ha contado con la colaboración de la empresa de software móvil Wind River y de Escrypt, compañía orientada a sistemas de seguridad embebidos, ha explicado los peligros a los que se enfrentan los propietarios de los nuevos vehículos.
Principalmente, la tecnología que llevan los coches actuales puede permitir que los hackers se hagan con su control, detecten su ubicación, e incluso obtengan acceso a los dispositivos que estén conectados a ellos, como pueden ser smartphones o tabletas.
Stuart McClure, ejecutivo de McAfee, explica que la llegada de la tecnología digital a la industria del automóvil ha aumentado el riesgo de ataques maliciosos.
Además, el experto asegura que las consecuencias que podrían tener esas acciones serían muy graves ya que podría llegar afectar a la seguridad física del conductor y sus ocupantes.
Lo cierto es que ya se han probado casos de hackeos de vehículos, siendo el ejemplo más reciente el ocurrido durante el pasado encuentro de hackers Black Hat de Las Vegas, cuando un grupo de expertos llego a abrir un coche y arrancar su motor.
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