Nace el primer catador de vinos electrónico del mundo

El aparato, conocido como “Integrated sensor system for the organoleptic characterisation of wines”, ha contado con un presupuesto de un millón de euros.

Un grupo de ocho empresas de Francia, Italia, Portugal y España, la Universidad de Valladolid y las estaciones enológicas de Castilla y León y La Rioja han presentado el primer catador mundial de vinos electrónico, un prototipo capaz de diferenciar los caldos a través de un minucioso análisis de su olor, sabor y color.

Se trata de un aparato de tamaño similar al de un microondas, capaz de evaluar, catalogar y diferenciar distintos tipos de vinos de forma similar a como lo realiza un humano, aunque su función, según el presidente del Grupo Matarromera, impulsor del proyecto, Carlos Moro, es la de facilitar el trabajo diario a los profesionales, “nunca sustituirles”.

Este nuevo aparato, denominado técnicamente “Integrated sensor system for the organoleptic characterisation of wines”, ha contado para su puesta en marcha con un presupuesto de un millón de euros financiados al 50 por ciento por la UE y 50 restante por las ocho empresas participantes.

El prototipo de catador comienza su tarea a través de la captación de muestras de vino, a partir de ahí comienza el análisis olfativo, mediante el que el catador elimina el agua del tinto para catalogar su olor. Simultáneamente el caldo analizado pasa por unos rayos que determinan su color y por último realiza un análisis electroquímico para diferenciar el sabor.

Tras este proceso, que dura alrededor de 15 minutos, los tres módulos capaces de detectar el olor, el color y el sabor de un vino, producen una señal electrónica al ordenador que es quien determina la característica de cada muestra.

En cuanto a la futura utilización de este instrumento, el director del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León, José Manuel Ferreras, ha incidido en que tiene muchas ventajas por su objetividad, rapidez, posibilidad de realizar análisis online o en situación donde, por razones de seguridad, no puedan intervenir los seres humanos.

En este sentido, este prototipo puede tener especial relevancia en los controles de calidad exigidos por la UE, así como para detectar posibles fraudes en los vinos, algo que de otro modo no sería demostrable.