Un informe de la consultora Frost & Sullivan indica que la interoperabilidad de otros segmentos de la empresa se extiende a aplicaciones como la seguridad. La apertura de los protocolos de comunicación, las redes y los ordenadores cada vez más rápidos llevan las redes IP a nuevas áreas de organización.
Al mismo ritmo que la industria de la seguridad cambia de entornos analógicos a digitales y a IP, tanto los distribuidores como los clientes intentan crear entornos más seguros integrando los servicios, en lugar de utilizar productos de seguridad aislados, según informa Vnunet.com.
Siguiendo esa línea, los servicios de seguridad corporativos, desde la vigilancia por vídeo hasta el control de los accesos y la detección de fraudes, cada vez se centran más en bases de datos y utilizan las redes. Los servicios combinados tienen la ventaja de prevenir el acceso de los hackers mediante la suplantación de los empleados en una red.
En el lado negativo, el informe de Frost & Sullivan indica que las implementaciones flaquean por el apego de los usuarios de perfil bajo a los productos de seguridad independientes. Además, los sistemas integrados se ven restringidos a las aplicaciones más sofisticadas por el alto coste de las infraestructuras de red y la integración del software.
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