Need for Speed: Most Wanted

Electronic Arts vuelve a echar gasolina a su piloto número uno.

Un año más llega un nuevo capítulo de la saga Need for Speed. Tras la entrega del 2004, que fue sólo una actualización con leves mejoras del rupturista NFS Underground, era necesario un buen lavado de cara para incentivar a los compradores disgustados. Así, si en los últimos juegos habían desparecido las persecuciones policíacas que caracterizaron a la serie, en esta ocasión la «bofia» vuelve a hacer acto de presencia. Esto puede hacer pensar a los veteranos en la saga que el juego ha retornado a sus orígenes (incluyendo abandonar el estilo arcade que había adoptado últimamente) pero no ha sido así. NFS Most Wanted es «primo hermano» de la serie Underground aunque, eso sí, con considerables cambios. Los dos elementos diferenciadores más claros son el cambio de horario (ahora correremos de día) y la reaparición de la policía.

La mecánica es similar a la última entrega (recorrer con más o menos libertad una ciudad y buscar retos y adversarios contra los que competir), pero en esta ocasión la historia es mucho más sólida y está mejor contada. El nivel de inmersión que logra el argumento es probablemente el aspecto más destacable, gracias a las geniales secuencias que nos introducen en la historia.

Estéticamente es impecable, con un diseño de menús muy apropiado y unos ambientes muy trabajados. La ciudad tiene mucho más aspecto de localización real que en anteriores ediciones y una mayor variedad de ambientes. Los coches, numerosos y muy variados en características, están bien recreados y es posible modificarlos mecánica y estéticamente al estilo Underground. En el apartado gráfico destacar el buen uso de la luz. Detalles como los deslumbramientos al salir de los túneles, los reflejos en el asfalto o en las carrocerías, la tonalidad anaranjada de toda la ciudad, resultaban imposibles con la ambientación nocturna de los dos últimos NFS.

El apartado jugable también ha cambiado. El control de los vehículos, aun siendo totalmente arcade, es muy diferente. Los coches tienden a derrapar y a desplazarse lateralmente con facilidad, aunque se siguen controlando sin problemas. No olvidemos a los policías, que pueden decidir el resultado de las carreras (a favor o en contra) y que añaden adrenalina. Por último, señalar una nueva característica para ralentizar el tiempo unos segundos y definir mejor nuestra trazada o salir airosos de alguna situación apurada (la sombra de Matrix es alargada).

El apartado sonoro está a la altura de lo que acostumbra EA, con 26 temas que ambientan a la perfección y unos sonidos de los coches muy exagerados pero que cumplen su cometido.

En definitiva, una nueva entrega correcta a todos los niveles pero que no ofrece grandes diferencias con los dos episodios anteriores.