Prince es de esos artistas revolucionarios -al menos en cuanto a las formas- que se ha mostrado durante toda su carrera contrario a las grandes firmas discográficas, que utilizó unas vías de distribución alternativas para dar a conocer sus álbumes tales como regalar su último disco junto a un periódico británico o distribuirlos de forma gratuita a los asistentes de sus conciertos, una iniciativa realmente admirable.
Pero el desconocimiento y la falsa publicidad crea este tipo de cosas y el nombre y la presencia pública de alguien como Prince pretende ser la punta de lanza en la cruzada contra Internet en general y la piratería en particular.
Y es que el artista no está denunciando la piratería como tal, algo que no sería nuevo viniendo de un músico, contra lo que piensa arremeter Prince es contra Google -a través de su portal YouTube- acusándolo de ser cómplice de la utilización ilegal de material protegido por copyright, se queja de que se pueda filtrar la pornografía pero no sean capaces de hacerlo con este tipo de material, “han decidido no hacer lo mismo con aquellos relacionados con la música y el cine porque son la base de su negocio”.
Las demandas que anuncia el artista también afectarán a sitios como Ebay o The Pirate Bay, todos ellos cómplices de la piratería y herejes de la buena música como lo es el último disco de Prince.
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