La última apuesta de Samsung pasa por convertir su smartphone insignia en un ordenador de sobremesa.
La teoría detrás de la iniciativa del gigante surcoreano es que hoy en día los teléfonos inteligentes son tan potentes que son el único ordenador que necesita utilizarse en muchos casos. El objetivo es poder operar desde un solo gadget.
Este no es un concepto nuevo. Microsoft le dio vueltas con la función Continuum integrada en Windows 10 Phones, aunque dada la baja aceptación de Windows Phone esta función no ha prosperado. Motorola también lo intentó en 2011 con el teléfono Atrix, un terminal Android que podría alimentar un portátil.
Por su parte, Google ha intentado una y otra vez convertir sus sistemas operativos Chrome y Android en reemplazos de escritorio con resultados mixtos.
Ahora, Samsung vuelve sobre esta idea con DeX, un adaptador de 150 dólares para el Galaxy S8 que permite conectar un monitor, teclado y ratón y ejecutar un sistema operativo de escritorio ligero y personalizado.
De esta forma, se pueden ejecutar todas las aplicaciones de Android en el modo de escritorio de DeX y hacer otros usos como smartphone, como realizar llamadas o verificar las notificaciones.
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