Bell lleva desde 2001 almacenando toda la información que genera. Cosas como las páginas web que visita (221.173), las fotos que toma (56.282), los mails que envía y recibe (156.041), los documentos que lee y escribe (18.883), o las conversaciones telefónicas que mantiene (2.000) son algunos de los datos que almacena a través de distintos dispositivos.
De hecho usa ingenios como un monitor del ritmo cardiaco, una grabadora de voz, un aparato que registra su posición GPS en cada momento o un podómetro.
“El problema no es almacenarlo todo. El problema es poderlo sacar fuera” indica Bell, que trabaja en el Silicon Valley Research Group de Microsoft. La organización de esos datos es caótica, y la solución ha sido hacer que todo forme parte de una miscelánea que está organizada como una gigantesca base de datos.
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