Traducido al castellano, este nombre significa “ocelote onírico”, que hace referencia por un lado a un animal, el ocelote, un felino al parecer muy abundante en el continente americano y por otro se refiere al mundo de los sueños con el adjetivo onírico.
Shuttleworth explica que la combinación de los dos términos elegidos para bautizar la próxima versión de Ubuntu le recuerda a “la forma en la que ocurre la innovación: parte soñar despierto y parte disciplina”.
Según señala Shuttleworth, el objetivo al elegir este nombre es reflejar la forma en la que Canonical desarrolla Ubuntu y la esencia de su trabajo.
De esta forma, se ha resuelto el misterio de la próxima denominación de Ubuntu, que abandona el océano de la actual Natty Narwal para trasladarse al mundo animal y de los sueños, pero también ha dado algunas pistas de las novedades que traerá la nueva versión.
Algunos de los retos de Ubuntu 11.10 son la adaptación de contenidos en 3D con OpenGL, la introducción de la plataforma Qt y una mayor integración con las herramientas de computación en la nube.
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