Se hablaba de más de 7.000 millones de euros y finalmente han sido más de 7.000 millones de euros, aunque parece que sin necesidad de estirar la oferta hasta el máximo de los 7.600 millones.
En este monto final se tendría en cuenta la deuda de la firma española, valorada en unos 3.300 millones de euros y que ahora asumiría la operadora de telefonía de color rojo. Y todo por ampliar su cartera de productos a nivel móvil, de fijo, en Internet con fibra y hasta la televisión.
Lo curioso del caso es que ayer mismo la Junta de accionistas de la cablera ONO había acordado la salida definitiva a Bolsa, en lo que parecía ser un adiós (o al menos un hasta luego) a la posibilidad de ser absorbida por Vodafone.
Ahora, al cambiar de parecer en una vuelta de tuerca más y optar por la venta de la compañía al gigante de las telecomunicaciones británico, lo que se paralizaría sería el estreno bursátil.
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