La organización de la boda real británica, que une durante el día de hoy al príncipe Guillermo y Kate Middleton, ha desplegado un sistema inhibidor de frecuencias de banda ancha móvil y telefónica para que ningún invitado pueda conectarse desde sus dispositivos, evitando así “posibles interrupciones durante el evento”.
No habrá llamadas telefónicas, tweets en vivo ni publicación de fotos o vídeos en Internet. La noticia ha sido bienvenida tanto por la policía y personal de seguridad (por motivos obvios) como por las cadenas de televisión, que buscan mantener la primicia en la medida de lo posible.
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