El joven apodado “AKILL” no ha sido acusado todavía formalmente y según un diario neozelandés estaría cooperando con la policía y el FBI para explicarles cómo funciona la red. Se enfrentaría a 10 años de cárcel.
El arresto forma parte de una operación internacional contra delincuentes que utilizan ataques con “botnets”, programas que se infiltran en computadoras remotas en busca de datos.
Infectados con estas herramientas los internautas sin saberlo, permiten el acceso no autorizado y el uso de sus terminales como medio para cometer otros delitos, como suplantación de identidad, spam, ataques a páginas web y programas de espionaje.
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nzherald
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