Cuando aparecieron los primeros prototipos de las gafas de realidad aumentada de Google su futuro parecía prometedor, pero dos años después el panorama parece bastante desalentador, a pesar de que en la empresa californiana insistan en que mantienen su compromiso hacia el gadget.
El primer problema de Google Glass está en su comercialización, ya que todavía no ha llegado al mercado la versión definitiva cuando estaba previsto que lo hiciera a lo largo de 2014, y las versiones Beta no parece que estén generando excesivo entusiasmo entre sus poseedores.
Astro Teller, director de los laboratorios Google X, ha indicado que si Google desea que el gadget logre calar entre los consumidores deberá reducir su precio, ya que la versión de prueba tiene un coste de 1.500 dólares, una cantidad que resulta prohibitiva para la mayoría de usuarios.
Por otra parte, tampoco ayuda al futuro de Google Glass el hecho de que Sergey Brin, cofundador de Google, siempre las llevaba puestas en los eventos públicos a los que asistía y el pasado domingo se olvido de llevarlas.
A todo lo anterior hay que unir el dato revelador que desvelan en Reuters en base a una encuesta realizada a 16 desarrolladores de aplicaciones para Google Glass: nueve de ellos han optado por abandonar sus proyectos debido a la ausencia de consumidores o limitaciones del dispositivo.
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