Europa debe aumentar su inversión tecnológica

Las empresas europeas obtienen mejores resultados que las de Norteamérica y Asia-Pacífico en cuanto a sostenibilidad, talento, liquidez y gestión de costes.

Los recortes en las inversiones tecnológicas por parte de las empresas pueden suponer a futuro serias dificultades para las mismas. Así lo asevera un reciente informe de Accenture titulado “Acelerar el camino hacia la reinvención de Europa” que advierte de los riesgos que acarrean las inversiones de escasa entidad para el crecimiento de las empresas a largo plazo.

A pesar de ello una elevada proporción de líderes empresariales europeos (81 %) confían en la capacidad de sus empresas para afrontar el crecimiento de las mismas a largo plazo, incluso sin que supongan un obstáculo circunstancias como los elevados costes de la energía (19 %) o las interrupciones en las cadenas de suministro (14 %), como la que ha afectado durante varios trimestres consecutivos a distintos sectores, desde la tecnología informática y los dispositivos móviles a la automoción.

Ese optimismo no supone, por otra parte, un obstáculo para que el 65 % de estos casi 3.000 líderes empresariales mundiales encuestados por Accenture coincidan en que la situación actual supone el entorno operativo más complicado de la historia.

Diferencias continentales

Por continentes, en Europa se percibe una rentabilidad más sólida en cuanto a los ingresos, aunque a costa de un aumento más ralentizado en comparación con lo que sucede en Norteamérica y Asia-Pacífico. Las empresas de estas distintas áreas presentan valores bien diferenciados en cuanto a apartados como talento, tecnología, cadena de suministro y operaciones, ventas y clientes, liquidez y costes, y sostenibilidad.

Las empresas europeas salen ganando en cuanto a sostenibilidad, talento, liquidez y gestión de costes. A cambio quedan por detrás en lo que se refiere a aumento de ventas y en uso de la tecnología para impulsar el crecimiento de los ingresos brutos. La innovación tecnológica también es un valor que se resiste en Europa, mientras que en ese apartado resultan claramente ganadoras las empresas de las zonas de Norteamérica y Asia-Pacífico.