*** Nota de edición el 4 de enero para añadir la fuente del artículo. Pedimos disculpas al autor original, Jesús Martínez, por no haber indicado explícitamente su origen en La Información.
Recientemente te contábamos aquí en SILICON la regularización tributaria que había llevado a efecto Facebook por valor de 34,4 millones de euros.
Ha sido sin duda la más cuantiosa de los últimos años pero en el pasado lustro el total de impuestos recaudados a las cinco grandes empresas tecnológicas estadounidenses por regularizaciones asciende a 85 millones de euros. Anteriormente las regularizaciones más elevadas habían sido las correspondientes a Microsoft (26 millones) y Apple (16 millones), correspondiendo el resto a Amazon y Google.
Estas regularizaciones obedecen a revisiones ejecutadas por la AEAT sobre los impuestos abonados en España (o dejados de abonar) por las mencionadas empresas. Algunas de estas cantidades sólo llegan a abonarse tras llegar a la vía judicial en pleitos que en algún caso han llegado al Tribunal Supremo. Y sólo tras la sentencia condenatoria se ha procedido al abono.
Es por ello que en la mayoría de los casos se trata de cantidades correspondientes a ejercicios muy anteriores al actual, tanto como de los años 2004 y 2005 en la regularización que afrontó recientemente Microsoft, aún pendiente de otro juicio en el que se dilucidará el pago de otros 18 millones de euros.
La principal razón para estas regularizaciones reside en que habitualmente las grandes empresas tecnológicas operan en España teniendo su sede fiscal en países como Irlanda, Luxemburgo o Países Bajos, considerados por algunos como una especie de paraísos fiscales intracomunitarios por lo laxo de sus legislaciones tributarias. Esto hace que al contabilizarse en este país los beneficios de dichas empresas en la totalidad de la Unión Europea dejen de contabilizarse en los Estados miembro parte de los beneficios generados en ellos.
Se estima que durante el año 2018 las grandes empresas tecnológicas estadounidenses declararon en Irlanda ganancias por un total de 83.000 millones, suponiendo el 47 % del total de las ganancias obtenidas en Europa. De ese diferencial procede el interés en las agencias tributarias locales para investigar si todo se ha hecho de manera correcta o hay algún impuesto que se “pierde” por el camino. Y en ocasiones, cuando esto es así, las empresas prefieren regularizar su situación antes que afrontar multas adicionales.
En el horizonte, la polémica tasa Google que entrará en vigor en 2021, con la que la Agencia Tributaria española planea recaudar hasta 950 millones de euros. Esta tasa grava con un 3 % diversos servicios de los prestados por las grandes empresas tecnológicas: publicidad online, intermediación y venta de la información generada por el usuario. Un impuesto que, por el momento, sólo está presente en España y Francia.
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