La central solar de FRV cuenta con 83.000 paneles solares y tiene una superficie total de casi 50 hectáreas. Se encuentra a 25km al sur de Canberra y forma parte de un plan para conseguir que el 90% del consumo de la capital australiana sea de origen renovable.
Se espera que la central que durante su vida útil, estimada en unas dos décadas, la planta generará 37.000MWh al año y ahorrará la emisión de medio millón de toneladas de gases de efecto invernadero.
FRV ganó un concurso público internacional del gobierno australiano para la construcción de la granja solar. Lo más curioso del tema es que, mostrando cierta falta de escrúpulos, el ministro español de Asuntos Exterior, José Manuel García-Margallo, aprovechando su paso por la zona, ha acudido a la inaguración con unas declaraciones bastante hirientes.
Hirientes porque según sus palabras: “Si queremos tener desarrollo sostenible, debemos cuidar el medio ambiente; estoy absolutamente convencido de que es muy importante para ir por este camino”. Declaraciones que chocan directamente con los duros recortes e impuestos a las renovables, leyes únicas en el mundo que han provocado que el liderazgo de España en este sector se pierda, en favor de los intereses de las grandes compañías energéticas españolas.
Por algo será que esté enorme éxito de la energía renovable española se ha dado en el extranjero y no en nuestro propio país, donde la producción fotovoltaica ha dejado de ser rentable a base de trabas administrativas.
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