El incidente, causado probablemente por una conexión defectuosa entre imanes y que provocó la fuga de una tonelada de helio líquido en el túnel de 27 kilómetros, ha dado al traste con la programación del experimento en el acelerador, tras el éxito de la puesta en marcha y las pruebas iniciales.
A los dos meses que se necesitan para calentar los imanes desde su temperatura de funcionamiento (-271 grados centígrados), reparar la avería y volver a enfriarlos, se une el programa de mantenimiento invernal, que se efectúa para ahorrar dinero en energía en este periodo de máxima demanda.
Nadie dijo que fuera a ser fácil realizar el mayor experimento mundial hasta conseguir el choque de protones que recreara el universo tras el Big-Bang y la naturaleza del Cosmos, pero este parón “es indudablemente un golpe psicológico”, como admitió el director general del laboratorio, Robert Aymar, que aún así se mostró confiado en superar este contratiempo. Así sea.
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