Por un lado está la egipcia Orascom, a quien Mugabe ha cancelado la licencia de operación que tenía con Telecel en Zimbabwe. Al parecer, el gobierno de este país quiere que el negocio de la telefonía se quede en casa. Para ello, su Parlamento está a punto de aprobar una nueva ley en la que se exige a los negocios extranjeros vender más del 51 por ciento de sus acciones a inversores locales.
Por otro lado, nos encontramos con Portugal Telecom y un renovado interés en África. La compañía ya operaba en los países de habla portuguesa como Mozambique. Pero ahora intenta ampliar su influencia a otros grandes mercados como Kenia, Congo, Nigeria y Sudáfrica. Para ello tendrá que enfrentarse con otras extranjeras como Vodafone, con fuerte presencia en esta parte del continente.
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