Un buen ejemplo es la reciente visita sorpresa que Obama realizó a un pequeño comercio en chicago: de repente la visita se convirtió en todo un acontecimiento del que todos los presentes parecieron querer exprimir los detalles. Obama llegó a las 12:29 PM, se fue a las 12:45 PM, y compró dos trozos de tarta de frambuesa y tres sandwiches que le costaron en total 48,34 dólares.
El absurdo de ese seguimiento al detalle de lo que hace o deja de hacer el futuro presidente de los Estados Unidos será una constante durante su mandato: no debería quejarse mucho, porque Internet ha sido una de las herramientas que ha utilizado con éxito durante la campaña, y es probable que esa cercanía a este medio de comunicación se mantenga los próximos 4 años, en los que a buen seguro nos podremos enterar en Internet de todo tipo de detalles, sean importantes o no, sobre lo que hace o deja de hacer.
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