¿Quién acabará pagando la ‘tasa Amazon’ de Barcelona?

Algunos expertos consideran que la ‘tasa Amazon’ de Barcelona, que grava a las grandes empresas de paquetería, acabará repercutiendo en el consumidor final. Además, creen que puede perjudicar al comercio de proximidad.

El pasado mes de marzo entró en vigor en Barcelona la tasa de reparto de comercio electrónico, más conocida como ‘tasa Amazon’,  que grabará el reparto de mercancías compradas por internet entregadas a domicilio.

Este nuevo impuesto establecido por el ayuntamiento pretende descongestionar la ciudad e incrementar los espacios libres de tráfico, así como fomentar el comercio de proximidad. Y la fórmula adoptada por el consistorio para lograrlo se concreta en una tasa que grava a las grandes empresas de distribución de paquetes que facturen más de un millón de euros anuales en la ciudad. El tributo se sustenta en el uso del espacio público que hacen al aparcar para realizar el reparto.

El ayuntamiento defiende que tiene sentido gravar a los operadores que obtienen unos beneficios económicos sin que esto repercuta en la Hacienda municipal, lo que sitúa a dichas empresas en ventaja frente a los comerciantes y vecinos de la ciudad, que sí contribuyen al gasto público a través del pago de impuestos.

Aunque puede parecer una buena idea, al menos sobre el papel, hay quienes piensan que los resultados quizá no van a ser los esperados. Los primeros que han alzado la voz contra la ‘tasa Amazon’ son los operadores logísticos directamente afectados por el impuesto, que a partir de julio del año próximo tendrán que empezar a pagar 1,25% de su facturación anual por este impuesto.

Las principales empresas afectadas son los cinco grandes operadores de paquetería —Nacex, DHL, Seur, GLS y Correos—, que controlan más de la mitad (51,7%) de la distribución total a escala nacional, según indica la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), a partir de los datos del informe del observatorio sectorial DBK de julio de 2022.

La patronal de la logística y el transporte de España, UNO, ha criticado la medida, pues considera que es discriminatoria y antisocial. Además, recuerda que el sistema de distribución B2C (business to consumer) permitió seguir generando empleo durante la pandemia y salvó el negocio de muchas pequeñas y medianas empresas durante el confinamiento. UNO solicitó la suspensión cautelar de la entrada en vigor de la tasa, pero fue desestimada por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.

Algunos expertos también tienen dudas acerca de la efectividad de la medida, ya que no tienen claro que beneficie al comercio de proximidad, uno de las bases sobre las que se sustenta la puesta en marcha de esta medida.

“Hay mucho pequeño comercio que empieza a vender en línea y que está utilizando los servicios de estas grandes distribuidoras. Una pequeña zapatería de barrio puede estar contratando a UPS”, explica Ana Isabel Jiménez-Zarco, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC e investigadora del grupo i2TIC.

De esta forma, considera que la posible consecuencia de este impuesto es que acabe recayendo en el consumidor final. “Si me están cobrando una tasa por distribuir, yo se la voy a repercutir a la empresa que me ha contratado, ya sea una empresa grande o un pequeño comercio. Y lo más lógico será pensar que yo esa tasa la repercuta en el cliente”, aclara.

Neus Soler, profesora colaboradora de Estudios de Economía y Empresa de la UOC, coincide en esta percepción. “La tasa afecta a la empresa que realiza la distribución del producto, no a la que lo vende. Pero si el distribuidor la repercute al vendedor y lo hace aplicando una subida de tarifas genérica, tanto para las macroempresas como para las empresas pequeñas, el pequeño comercio desde luego que sí se verá desfavorecido”, declara.

Así pues, Jiménez-Zarco opina que este gravamen, ideado para tratar de apoyar al comercio de barrio frente a las grandes corporaciones como Amazon, termina penalizándolo, ya que “el comerciante de proximidad estaba empezando a usar el comercio en línea para competir con estos gigantes”.

En cualquier caso, habrá que ver cómo reaccionan los operadores. “Si se fomenta el uso de las taquillas en puntos de recogida y el consumidor lo acepta bien, las empresas de reparto lo agradecerán enormemente”, comenta Soler.

Hay que señalar que la ‘tasa Amazon’ no grava la entrega B2B (de empresa a empresa), sino el reparto al consumidor final. El uso de lockers permite sortear el impuesto y, además, evita tener que realizar segundos y terceros repartos a los clientes tras un intento fallido de entrega, que es el mayor problema para las empresas de reparto. De hecho, el uso de lockers o puntos de recogida es una de las opciones que busca promover la ‘tasa Amazon’.

Otra duda que se plantea es cómo se resolverá la aplicación del impuesto en los casos en los que los grandes distribuidores subcontraten el reparto. “Se aplicará a grandes compañías, pero debemos recordar que la mayoría de ellas no reparte directamente, sino que subcontrata el transporte, en muchas ocasiones, a pequeñas franquicias. ¿Cómo se llevará ese control para determinar la empresa origen que gestiona el pedido y aplicar correctamente la tasa?”, planta Cristian Castillo, profesor de Economía y Empresa de la UOC, experto en logística e investigador del grupo SUMAT.