Corría septiembre del año pasado cuando Rovio, estudio finlandés responsable del juego Angry Birds, decidió llevar ante los tribunales a una empresa californiana.
En concreto, Rovio demandó a Toy Amazon Corp, una compañía estadounidense responsable de la importación y operación de máquinas expendedoras, a la que acusó de vender productos falsificados de Angry Birds.
Ahora, después de que Toy Amazon no presentara una defensa, la jueza que instruye el caso ha declarado que debe pagar a Rovio una cantidad que asciende a los 4,3 millones de euros, por infracción de su marca registrada y el copyright, informan en VentureBeat.
Para Rovio una de las fuentes de ingresos más destacadas con Angry Birds proviene de la venta de merchandising relacionado con el juego, ya que en 2014 la compañía vendió productos del famoso pájaro por un alor de 44 millones de dólares.
Además, hay que recordar que el fenómeno Angry Birds llegará a los cines en 2016, un acontecimiento que podría ayudar a revitalizar a Rovio, una compañía que desea recuperar el esplendor que llegó a tener hace unos años.
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