Se basa en un simple barómetro digital sobre el que se ha colocado una capa de goma sellada al vacío, esto permite que el sensor pueda saber la presión que se ejerce en la goma de manera indirecta y con gran sencillez.
Además, esta distribución sirve también de protección del sensor, permitiendo presiones que llegan a los 11 kilos sin problemas, soportando incluso golpes directos de martillos. Todo ello con una sensibilidad que puede llegar hasta a un gramo.
Ha sido desarrollado por Leif Jetoft y Yaroslav Tenzer, del Harvard School of Engineering and Applied Sciences.
Una solución muy inteligente que seguro mejorará bastante el desarrollo tanto amateur como profesional de robots.
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