Serían al menos 7.000 los empleados de los que Toshiba prescindiría en sus áreas de electrónica de consumo, fundamentalmente fabricación de TV y PC. La intención del gigante japonés es centrarse en las dos áreas que en la actualidad le reportan más beneficios, la fabricación de microprocesadores y la energía nuclear.
Sumado a los despidos ya efectuados y las bajas voluntarias incentivadas, Toshiba perdería un total superior a los 10.000 empleados. Todo esto obliga a la empresa a fijar a la baja sus previsiones para el año fiscal, que alcanzaría unas pérdidas de 4.500 millones de dólares.
El fraude, reconocido por la propia compañía que se vio obligad a encargar una consultoría independiente, habría consistido en falsear durante los últimos siete años las cifras de sus beneficios operativos, alcanzando una cantidad defraudada durante superior a los 1.000 millones de dólares.
Mientras tanto el panorama se complica al estar gestándose una fusión de las áreas de ordenadores portátiles de Fujitsu y VAIO con la propia Toshiba que podría desgajar definitivamente esa división, uniéndose a otras pérdidas como la división de sensores de imagen que recientemente fue vendid aa Sony por más de 150 millones de dólares.
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