Casi 6 de cada 10 usuarios no cambian nunca de contraseña

S2 Grupo advierte: “Nuestras fotos, nuestras conversaciones, contactos, claves de acceso al banco, etc., valen muchísimo más de lo que imaginamos en el mercado negro de la ciberdelincuencia”.

Aprender a usar las contraseñas, al menos hasta que la tecnología desarrolle alternativas factibles, es una necesidad vital para mantener la seguridad de cuentas online y dispositivos informáticos.

Hoy se celebra el Día Mundial de las Contraseñas y son muchos los expertos que han querido compartir su experiencia para fortalecer este mundo hiperconectado pero no siempre bien protegido. Los números no engañan y demuestran que todavía hay muchas personas que aplican malas prácticas, como usar una clave para todo (42 %, según una encuesta de la española S2 Grupo) o utilizar la misma contraseña durante años y años (56 %).

“Nadie concibe salir de casa y dejar la puerta abierta, pues eso es lo que hacemos en internet cuando nuestra contraseña es débil, la misma durante años o la misma en todos los perfiles”, compara Miguel A. Juan, socio-director de S2 Grupo, que destaca que, “cuanto más robusta sea nuestra contraseña, más difícil lo van a tener los ciberdelincuentes para acceder a nuestros datos”.

Su compañero José Rosell añade que, a estas alturas, “todavía pensamos muchas veces que ‘cómo un ciberatacante va a ir a por mis datos’. Sin embargo, la reflexión debería ser otra: ‘¿por qué no?‘. Nuestras fotos, nuestras conversaciones, contactos, claves de acceso al banco, etc., valen muchísimo más de lo que imaginamos en el mercado negro de la ciberdelincuencia”, advierte. “Se pagan fortunas a cambio de datos”.

Para evitar ser una víctima más en la lista de los criminales del ciberespacio, habría que seguir una serie de reglas, como diseñar combinaciones robustas de al menos ocho piezas, entre letras mayúsculas, minúsculas, números y símbolos. No utilizar datos familiares, evitar palabras con sentido o series ordenadas de números.

Hay que escoger contraseñas memorizables pero no adivinables. Se desaconseja guardarla con ayuda del navegador o en documentos y se aconseja mantenerlas en secreto, sin compartir con otras personas, aunque sean de confianza. Y, si incluso así alguien prefiere anotarlas en algún lugar, debería ser en un sitio seguro del hogar, nunca en el ordenador, tableta o smartphone que se usa para acceder a los servicios online.

Otras recomendaciones muy repetidas, que ayudarán a mantener la seguridad de los datos, son usar contraseñas únicas para cada servicio, cambiarlas periódicamente y recurrir a aplicaciones para su cifrado.