La Administración de Obama ha determinado que las empresas que desarrollan los coches sin conductor deben adoptar una serie de recomendaciones gubernamentales para certificar sus vehículos y circular por las carreteras de EEUU.
Se trata del impulso a una nueva política destinada a reducir la mortalidad por accidentes de tráfico.
El Departamento de Transporte estadounidense ha puesto en marcha una serie de directrices que instan a que los fabricantes de automóviles y otros desarrolladores se sometan a una “evaluación de la seguridad” para aprobar los coches autónomos, que deberán cumplir con las actuales leyes de tráfico, tal y como recoge Reuters.
La Administración trata de estimular a las empresas para detallar sus últimos sistemas y tomar medidas para garantizar que las tecnologías están listas para enfrentarse a las circunstancias del tráfico.
Las nuevas directrices pretenden ser un aval por parte de los reguladores del futuro con automóviles que circularán como robots y no conducidos por personas, aunque los grupos de presión argumentan que estas normas pueden frenar el auge de una tecnología innovadora.
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