El segundo trimestre de 2015 ha dejado en las arcas de Samsung 5.900 millones de dólares de beneficio, en al línea de las predicciones que avanzaba tiempo atrás la propia empresa.
Pero esas estimaciones podrían haberse visto superadas de no ser porque no se dispuso de unidades suficientes del Samsung Galaxy S6 Edge en existencias y mientras que la demanda quedaba insatisfecha. La responsabilidad de esta circunstancia hay que achacarla al complicado proceso de fabricación de la pantalla con bordes curvados, que habría impedido que de los centros de ensamblaje salieran las unidades suficientes como para que todos los potenciales clientes interesados en este dispositivo hubieran podido hacerse con uno.
Cuando finalmente se resolvió esa cuestión la curva de demanda había comenzado a caer y fue demasiado tarde para recuperar el interés inicial.
Con todo el precio de las acciones de la empresa ha subido un 2,1 % debido a que los resultados trimestrales han sido finalmente algo mejores de lo que se había previsto por los analistas.
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