La idea es buena: una consola que emula el hardware de las antiguas consolas de Nintendo, más pequeña, con soporte para mandos sin cables (wireless a 2,4 GHz) y que puede usar juegos para la NES (Nintendo Entertainment System) y la Famicon japonesa. Por desgracia, es una porquería. Una castaña pilonga. Y bien gorda. Muchos de los juegos de la NES no funcionan bien hasta el punto de que los fabricantes han publicado una lista de juegos compatibles que, para más INRI, es incorrecta. Este desastre con chips cuesta casi 50 euros y hay que aflojar la pasta con antelación, así que si quieres revivir momentos de juventud, quizás lo mejor es que te compres una PSP para hacer emulación o lo hagas en tu PC o te compres la original o una Gameboy Advance o que hagas como Ron Jeremy y te disfraces de Mario o de Princess Peach.
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