Kya: Dark Lineage

El género de plataformas es un torrente continuo de títulos, y Kya se
une a la legión de los ya existentes. Golpes y acrobacias varias para un
producto que no pasará a la historia por aportar nada nuevo.

Kya es una niña cuyo padre es un maloso que se dedica a mutar unas

pacíficas criaturas del bosque y así convertirlas en temibles

hombres-lobo que se dedican a sembrar el caos allí por donde pasan. Por

supuesto, la mala uva del padre no ha saltado una generación, por lo que

Kya está dispuesta a enfrentarse a él, usando su habilidad acrobática y

su ya se kung-fu para acabar con los maléficos planes del progenitor.

A nivel técnico, el juego no resulta ni mucho menos espectacular. A uno le

recuerda a títulos pretéritos, como el ya antiguo Rayman 2, lo cual no

es nada bueno porque ya hace unos añitos que dicho juego fue publicado.

El sonido tampoco es espectacular, y en algunos casos tiene ciertos

toques de repetición que pueden resultar un poco irritantes. En

realidad, el punto fuerte de Kya es la jugabilidad, encadenando combates

con todo tipo de piruetas y búsquedas de formas para ir avanzando

niveles y llegar así a ese destino de desbaratar los planes del padre.

La protagonista no sólo usará puños y piernas para repartir leña, sino

también una especie de peine de pelo-boomerang que además servirá para

activar ciertos dispositivos. El factor flotador también es importante

en el desarrollo del juego, ya que saber moverse bien en las corrientes

de viento que pueblan el juego será imprescindible si tenemos intención

de no frustrarnos en el avance.

El problema es precisamente que

ya hay una cantidad bastante abultada de juegos de este tipo, y con Kya

no se ha conseguido hacer nada que destaque. Resulta entretenido,

incluso divertido, pero si se observa a compañeros de viaje como la

última entrega de Jack Daxter, este título resulta más bien apocado.

En resumidas cuentas: Kya es un título adecuado para los aficionados al género

de plataformas, con una factura técnica que no brilla cual supernova,

pero que entretiene. Un poco más de esfuerzo en ese sentido habría

conseguido quizá destacar un poco, pero desgraciadamente no ha sido el

caso.

Julio Canto