Con el siempre socorrido argumento del terrorismo internacional y de las nuevas capacidades tecnológicas en misiles balísticos de China, Corea del Norte o Irán, esta propuesta que fue rechazada hace dos años, se aprobó ayer en el congreso. Antes de irse, Bush, proyecta de nuevo una obsesión de la industria militar estadounidense desde los años 30, que definitivamente de ponerse en marcha termina de rematar el ya inútil tratado de no proliferación balística.
“Es realmente la única manera de defender a los Estados Unidos y a sus aliados desde cualquier lugar del planeta”, dicen desde la Casa Blanca, confirmando el informe filtrado a la prensa para que Estados Unidos contrarreste las capacidades chinas “incluyendo tomar una ventaja absoluta en el espacio”.
El último informe anual del pentágono fue en esa línea, poniendo de relieve “la creciente amenaza, intencional o accidental, que suponen las 120 naciones que ya cuentan con tecnología de misiles balísticos”.
Si el proyecto sigue adelante, contratistas de defensa como Lockheed Martin Corp, Boeing Co o Northrop Grumman Corp lograrán el mayor contrato de la industria militar de la historia en plena crisis. Y no nos engañemos pese al título periodístico, el proyecto no es sólo defensivo como intentan vendernos, ni los “pepinos” explotarían en el espacio. El desastre está más cerca. No es seguro que la raza humana pueda sobrevivir a estos gobernantes.
vINQulos
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