Los centros de servidores usan el equivalente en vatios a la producción de 30 plantas nucleares

La huella de carbono digital aporta en estos momentos un 3 % de las emisiones globales de CO₂.

El mundo es cada vez más digital. Pero eso no quiere decir, necesariamente, que sea cada vez más ecológico.

El uso de millones de dispositivos electrónicos y millones de cuentas en servicios online genera una huella medioambiental considerable. “Cada consulta, cada búsqueda, cada archivo enviado y cada documento almacenado, ejecutado miles de millones de veces, es responsable de parte de la creciente demanda mundial de energía y, por lo tanto, también del aumento de las emisiones de CO₂”, explica Ana Jimeno, gerente de Calidad, Medio Ambiente y Prevención de Riesgos Laborales en ISS España.

Se calcula que, en la actualidad, la huella de carbono digital supone un 3 % de las emisiones globales de CO₂.

En ello tiene que ver el ingente volumen de datos generado y, principalmente, su almacenamiento en dispositivos que requieren de suministro eléctrico y en servidores que también consumen energía. Esto es más nocivo que el resto de las acciones online.

Cabe señalar también que 6 de cada 10 personas (unos 4660 millones en total) cuentan ya con acceso a internet.

La nube en la que se acumulan tantos archivos no es un ente irreal, sino un enorme almacén con un consumo considerable a nivel de funcionamiento y refrigeración. Los centros de servidores usan unos 30 000 millones de vatios para guardar datos, que es lo mismo que la producción de treinta plantas nucleares. La emisión de carbono deriva de la actividad digital equivale a las emisiones de CO2 de toda la industria de aviación.

Dentro de una década la tecnología de la información podría estar consumiendo una quinta parte de la energía generada en el mundo, igualando su huella de carbono a la del transporte

“Las empresas tienden a ser quienes más archivos almacenan que a menudo no se vuelven a consultar nunca más”, advierte Ana Jimeno. “Desde archivos de clientes antiguos, documentación desactualizada que se acumula, datos y datos, que no sólo impactan negativamente en el medioambiente, sino que también pueden entorpecer el correcto desempeño de la compañía”.

Por ello, se recomienda empezar por “tomar conciencia y aplicar pequeños cambios”, como eliminar archivos duplicados, borrar mensajes antiguos, desuscribirse de newsletters que no se consultan o desinstalar programas que no se utilizan.